Seguimos en modo musical, con los pelillos de punta que me ponen los finales apoteósicos de orquesta, y lagrimitas que se siguen escapando al escuchar algunas de las canciones. David ya se las va aprendiendo a fuerza de tanto escucharlas y se dedica a dirigir la orquesta.
Redecorando mi vida (al menos la entrada!), disfrutando (mucho!) de la música y las pequeñas cosas, me viene todo el rato a la cabeza ese poster que encontré en Pinterest:
"Do more of what you love"
Y en ello estoy. Los efectos secundarios son sonrisas involuntarias, tarareos constantes, e inmunidad a la tontería de alrededor (que hay mucha).
Altamente recomendable.
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