Cuando estás de vacaciones, sin reloj, sin prisas, sin planes casi, sin una agenda que seguir... cada día es una fiesta. Te levantas a horas indecentes, y según el día que haga, vas improvisando. ¿Que hace bueno? Pues nos vamos a la playa. ¿Que está nublado? Pues a dar un paseo por el lago (estoy en ello, haciendo mosaicos con las chorrocientas fotos que hice). El caso es salir de casa... y ya veremos.
Eso mismo debió de pensar nuestro intrépido pez Martín... Esta mañana mi padre lo encontró en el suelo de la cocina, medio muerto, después de hacer salto olímpico (al vacío) desde su pecera (a metro y medio de altura). A saber el tiempo que llevaba ahí. Al meterlo en la pecera de nuevo se fue al fondo, y ya estaba mi padre pensando en un entierro digno en una maceta de la terraza... pero revivió. Y ahí sigue.
Me parece fenomenal lo del afán explorador, Martín, majo, pero hoy duermes con tapa...
A este pez esto de ver tantos juegos olímpicos no le ha ido nada bién, jeje. Si, mejor con tapa!
ResponderEliminarMe encanta tu blog y tus momentos. Muchas felicidades!!!
jajaja me troncho jajaja, pobre pez, ¿no habrá visto en la tele Nemo y quiere volver al mar? jajaja... si le pones tapa que tenga agujeritos a ver si durante la noche se queda sin oxigeno y teneis que hacer el entierro finalmente...
ResponderEliminar