{escapada día 1} de faros

Aprovechando a tope la última semanita de vacaciones, sigo a ritmo de ciento y pico fotos al día, con lo que el tema edición se me va acumulando... Pero como más vale tarde que nunca, aquí estoy con el resumen de nuestra escapadita por la Costa da Morte de la semana pasada. 

El miércoles salimos temprano de Marín, con una lista de lugares por los que queríamos pasar en los tres días que teníamos por delante. La última vez que hicimos esta ruta no teníamos niños, y nos apetecía mucho repetir. Además sabíamos que los peques lo iban a disfrutar. Y así fue.

Pasamos por muchos sitios preciosos (qué rincones tiene Galicia!), pero la primera parada fue una que no esperábamos, en un faro que no conocíamos y encontramos por casualidad en Carnota, el faro Lariño. Con una pasarela de madera cerca que nos llevaba a la orilla del mar. Una maravilla.

Además me encantó que A. disfrutó haciendo fotos también, y de paso pude salir en alguna, como ya os enseñé en este otro post.

Muy cerca de allí pasamos a ver el Hórreo de Carnota, uno de los más largos de Galicia. Entretenidos estuvieron contando las patas una y otra vez. Y luego paseamos un rato por la pasarela que llevaba a la playa en O Pindo.

Después de pasar por Cee y Corcubión, llegamos a Fisterra, uno de nuestros faros favoritos y un lugar impresionante. Y creo que es la primera vez que lo visitamos con este cielo tan azul!

Aunque ese cielo azul no duraría mucho... (en el norte, ya se sabe...). Cuando llegamos a cabo Touriñán,  ya estaba todo cubierto y con bastante viento. Como somos optimistas por naturaleza (y un poco pardillos) no habíamos llevado ni una triste chaqueta (para tres días en el norte!!!! parece mentira que sea gallega, me decía Eva, con toda la razón!). Pero bueno, era sólo un poco de viento... y luego una ligera llovizna... Aún así, paramos a comer cerca de Muxía, en la playa dos Muíños. Allí plantamos la mesa plegable y las sillas, y comimos rapidito por si empezaba a llover más fuerte. Pero no fue así, y estando al lado de una playa y con tres niños pequeños, ir a jugar un rato por la arena era inevitable. Así que a correr! (ellos, mientras mamá les hacía fotos tapadita con una toalla...).

Para cuando llegamos al siguiente faro, en Cabo Vilán (uno de mis favoritos), el viento era fuertísimo, tanto que los dos peques medio roncando se quedaron en el coche conmigo mientras papá y Mateo salían a explorar. Y cuando volvieron, Mateo me hizo de guía a mi.

esa sonrisa desdentada... :-)

Siguiente parada, el Cementerio de los Ingleses, que les impresionó muchísimo después de que papi les contara lo que había pasado allí. Estuvieron contando la  historia una y otra vez todo el viaje.

Y muchos sitios más, ya con más viento y algo de lluvia: Camelle, Laxe y su faro (donde me encantó esta estatua, "La espera", de una mujer y su bebé mirando al mar esperando que volviera su hombre), Corme y el último faro del día, Roncudo.

Agotadiños nos fuimos a dormir a Arteixo. Aún nos quedaban otros dos días moviditos por delante... que ya os los cuento mañana!