Repartiéndonos

Tener tres niños te obliga a ingeniártelas para darle a cada uno su (necesario) tiempo en exclusiva. Y el que más lo necesita ahora mismo es Mateo. Ayer tuvo su tarde especial con papá, hablaron de sus cosas, y lo disfrutó mucho. Porque claro, intentar contarme algo / hacer alguna actividad conmigo / enseñarme su último truco... por las mañanas, es imposible, con estos dos "pequeñajos" (así les llama ahora...) interrumpiendo cada frase...

repartiendo abrazos
(... y al rato siguiente puede que estén repartiendo empujones, no os dejéis engañar!) 

Mientras, Mateo enfrascado en sus dibujos... (lengua fuera, eso siempre!).

Por la tarde, mientras Mateo disfrutaba de sus momentos con papi, Miguel y David se recorrieron el pueblo entero en bici, como unos campeones. Ni una queja, ni un "ya no puedo más" (que suele ser lo habitual), ni un gruñido. Como la seda. Eso sí, en el segundo parque que fuimos sus caritas de cansancio eran un poema...

Pero unos tragos de agua después, vuelta a la acción! ¿Quién se resiste a este tobogán??

... que también sirve como torre de vigilancia de los bomberos...

"mami, ten cuidado que cerca de tuz zapatoz hay un fuego!"

Y entre tobogán, bomberos, columpios y tobogán, vuelta al parque en bici. Miguel feliz de poder organizarle la vida a David, que accedía a todo lo que le proponía. 

"Yo zoy Alonzo y tú erez Vettel. Ahora tenemoz que echarle gazolina a laz biziz."

Y David, obediente. Y si había un problema con la bici, allí estaba Miguel para echarle una mano y achucharle otro rato (mimosones que estaban hoy!).

¿Seguirán así de cariñosos dentro de 10 años? ... Decidme que sí...