martes, 4 de septiembre de 2012

{escapada día 3B} Entre gigantes

Después de un primer día de faros, un segundo día de relax entre amigos y la mañana del tercer día explorando, nos quedaba aún lo más divertido (y espectacular): la playa de las Catedrales.

Pero primero pasamos por otro faro que queríamos visitar. En el municipio de Cariño (¿se puede vivir en un pueblo con un nombre más bonito que ese???) está Cabo Ortegal, que yo recordaba bien por una foto que me gusta mucho con mis hermanos hace taitantos años, cuando hicimos una ruta parecida en familia. Un lugar impresionante, con aquellos acantilados, y ese faro tan lindiño. No sé como conseguí hacer ni una sola foto con el viento que hacía!! De hecho, Miguel salió y volvió al coche asustado, y sus hermanos casi salen volando...


Y dato curioso, en ese punto es donde se marca la división entre el Atlántico y el Cantábrico.

No nos entretuvimos mucho porque teníamos aún algunos kilómetros por delante y queríamos llegar para comer allí. La primera vez que fuimos a la Playa de las Catedrales fue en el 2006, o sea que aún éramos una familia de tres, con un pequeñajo Mateo correteando feliz por la arena. Era un día gris, por la mañana y teníamos la playa casi para nosotros. Esta vez tocaba ir a mediodía, ya que la marea estaría más baja sobre las 4 (punto importantísimo que hay que consultar antes de ir, sino, no vale la pena!).

Cuando llegamos nos quedamos pasmados de la cantidad de coches que había, pero supongo que es normal en esta época del año. El cielo estaba gris, pero sin lluvia, así que disfrutamos de nuestro picnic al ladito de la playa antes de bajar. Y en lo que fui al coche a por una toalla, mis cuatro chicos ya estaban correteando por la orilla...

si, ese puntito azul y rojo de la orilla es A., vigilando de cerca a los tres fanáticos del mar...

Y empezaron las risas. Pequeñas pozas por todas partes, así que la cosa era: chapuzón, paseo, chapuzón, "anda, si aquí hay una gruta!!!", paseo, correteo por el agua, chapuzón... y así hasta el infinito.


De vez en cuando colaboraban y se quedaban más o menos quietos allí donde les pedía, pero claro, cinco mil personas queriéndose hacer la foto debajo del arco, o al lado de tal o cual gruta... en fin, el tema fotográfico tenía que ser más bien improvisado... 

Después de un rato, Miguel decidió que ya había tenido bastantes chapuzones, además empezaba a refrescar, así que pidió su camiseta de Toy Story (obsesión total en los últimos meses...).

esa carita de frío, me lo como! :-)

Y el frío se convirtió en pequeños chaparroncillos de forma intermitente, así que además de la camiseta, tocó ponerse chubasquero (que para eso los habíamos comprado el día anterior). Bueno, chubasqueros para los papis, David y Miguel. Mateo seguía en plan "pero si no hace nada de frío!!". Así de valiente es él. Me rechiflan las fotos con esos chubasqueros naranjas tan discretos, cómo destacan, y qué pequeñines se les ve ante semejante paisaje...

esta es una de mis favoritas. Esa sensación de ir mojándote los pies y lloviendo al mismo tiempo... fue genial!

Seguía lloviendo, y Mateo fue entrando en razón. Allá nos fuimos, en bañador y con chubasquero, mientras la marea seguía subiendo y nos mojaba cada vez más. En cada esquina, en cada roca, en cada poza, había montones de cosas que descubrir: cogieron unos camarones por los bigotes, descubrieron percebes y montones de pececitos, en una gruta disfrutamos de la música de un espontáneo gaiteiro (qué momentazo!)... y siempre cerquita de papi, que sabe muchas cosas!

A. no se llevó la cámara esta vez, pero hubiera sido divertido ver las pintas que llevaba, más preocupada en usar el chubasquero para proteger la cámara y la bolsa que en protegerme yo! Pero valió la pena. Me encantó hacer fotos esa tarde. El cielo estaba precioso, los reflejos en la arena, la luz que había... Montones de fotos que nos quedan como un bonito cuaderno de viaje.


La marea seguía subiendo, y empezaba a llover más fuerte. Era hora de volver al coche y poner rumbo de nuevo a Marín... Aún nos quedaban varios días de vacaciones y muchas más cosas por ver... Y ahora, ya de vuelta en Salamanca, me encanta poder revivirlas mientras me pongo al día editando las fotos.


6 comentarios :

  1. Que belleza de paisaje, que belleza de fotos y que belleza de viaje!!!
    La verdad que yo tengo tres varones de edades parecidas a tus hijos y no me animo a hacer un viaje semejante asi que los admiro a vos a y a tu esposo!!!!

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    1. Pues ahora están en una edad ideal para viajar! Al menos a los míos les encanta, están en esa edad en que todo es nuevo, todo les emociona... Cuando sean adolescentes lo que menos querrán es ir de viaje con sus padres...
      Aprovecha ahora, Natalia, que el tiempo vuela!!

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  2. Me encantò este post!!! Que fotos maaaaas lindas!

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  3. me encanta esa playa, me trae muy buenos recuerdos....hace siglos......

    unas fotos preciosas!!!

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  4. Que geniales vacaciones!
    Yo tengo unas ganas tremendas de ir a conocer por allá arriba, las playas en invierno, los bosques verdes! me chifla, y es tan diferente de lo que tengo por aqui, que está todo secarral!!!

    Creo que ya te lo dije, pero a mi me pasa como a Miguel, me chifla la cami de Toy Story! jajaja

    Besazos guapisima!

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  5. La playa de las catedrales es un paraíso y las rías altas una maravilla!!

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