Dos son compañía

Hoy hace una semana que Pepita está con nosotros, y desde entonces Mateo ha aprendido muchas cosas sobre las tortugas, investigando en sus libros de animales, y buscando información en Internet. Y una de las cosas que leyó es que las tortugas prefieren estar en compañía que solas (¿y quién no?). No sé donde lo ha leído, ni si es del todo cierto... pero desde entonces ha llamado 3 veces a la tienda de animales para preguntar si habían traído más tortugas (Pepita era la última que quedaba ese día). No hubo suerte.

Esta mañana, entre recados que teníamos que hacer, pasamos por una tienda de mascotas, y allá se fue Mateo a por una nueva tortuga, muy orgulloso de pagarla él mismo, con el dinero de su hucha. Era la más pequeña que tenían, pero aún así, es más grande que Pepita. Os presentamos a Conchita.

ahora Pepita parece aún más pequeñina... 

Están en proceso de conocerse y adaptarse una a la otra, aunque básicamente se ignoran mutuamente. Pepita se ha acercado varias veces, pero la pobre Conchita está en pleno estrés del cambio de residencia, los nuevos acosadores oficiales, que no dejan de acercarse a verla y decirle cositas... en fin, como para estar sociable...

Pepita totalmente adaptada, ya no se esconde cuando andamos cerca, y a Conchita le costará unos días coger esa confianza, supongo. De momento hoy la cámara no le asustó demasiado...

No sé a quien le hacen más gracia nuestras pequeñas tortuguitas, si a los peques o a mi. La verdad es que nunca he tenido una mascota de pequeña (vale, unos canarios que tuvimos que devolver a los pocos días, y montones de peces que morían a una velocidad pasmosa...). Y me encanta lo pachorrentas que son (como decimos en mi tierra, o sea,  tranquilotas y lentorras). Es la mar de relajante verlas ir de acá para allá sin prisa, nadando, paseando... ¡ellas sí que saben!!! Y las caritas que tienen!!  Miguel y David están embelesados con ellas, "Qué bonitas son, mira cómo abre la boquita, mira sus patitas..." (etc etc etc).

Bienvenida a casa, Conchita!