No hay mal que cien años dure...

(empecé a escribir este post el sábado... y lo voy terminando hoy lunes. Ya os vais haciendo una idea de cómo ando de estresadita, no? Pero hacedle caso al título... no todo el post es tan deprimente como el principio...  :-P ).

Hace una semana (ya!) de mi último post... y de estas fotos, y no he vuelto a coger la cámara desde entonces...

Este julio es agotador, no sólo por el calor, los mosquitos (que merecen un capítulo aparte) o el trabajo... Este año hay que sumarle la fase post-oposiciones (que merecería otro capítulo aparte... o una novela entera). El caso es que entre unas cosas y otras, estoy absolutamente "plof" (no encuentro ni palabras hoy, me vais a perdonar...).

Han sido  días difíciles... Mucho trabajo, sin poder ver a los peques ni para comer, sólo por la mañana y por la noche. Eso en sí ya es duro. Pero si le sumas una cuadrilla de mosquitos tigre que me acribillaron (literalmente: un total de 22 picaduras, todas concentradas en el lado izquierdo, casi todas en la espalda), con el dolor, desesperación e impotencia que ello conlleva, no os imagináis qué semanita he pasado! Mateo y David también recibieron su dosis de picotazos, pero sólo 2 o 3 (somos de sangre dulce, ¿qué le vamos a hacer?).

(Miguel feliz, el único al que no le ha picado ni uno, como a su padre. Siempre he dicho que este niño es 100% mi marido... )

Imagino que el malestar general no es otra cosa que la reacción de mi cuerpo y mi pobre cabeza después del estrés de tantos días de tensión y nervios. Cuando ya pasa todo, cuando por fin te puedes "relajar", cuando ya no necesitas estar al 100%... pasas de 100 a -50 y te quedas hecho polvo, en todos los sentidos. Pero esta semana he tenido ocasión de echar fuera todo esto y hoy sábado ya va la cosa bastante mejor.

(y hoy ya es lunes!).

Primero: que nadie se agobie por mis tres melenudos de las fotos anteriores: ya han pasado por la peluquería y están bastante más fresquitos (e igualmente guapos). :-P

La receta básica para la mejoría general del finde fue la siguiente:

1. Dormir el sábado hasta la hora que nos dio la gana (M&M amablemente decidieron ponerse a jugar en su habitación y no molestar a los marmotas de sus padres y su hermano pequeño hasta bien tarde...).

2. Con nuevas energías y mejor ánimo, una tarde de compras de esas raras en que todo lo que te pruebas te parece que te queda estupendo. 

3. Y por supuesto, un domingo piscinero. Era el primero del año, y lo celebramos por todo lo alto...

sobre todo Mateo... (y a la izquierda, David, partiéndose de risa!)

El resultado no podía ser otro que unos ojos rojos como tomates por exceso de cloro (literalmente: no salieron del agua los tres más que media hora, para comer y 10 minutos para merendar). Pero lo disfrutaron (se nota, no?).

Acabamos el día en la farmacia a por un colirio, para que Mateo pudiera cerrar los ojos y dormir un poco... Pero por lo demás, un finde estupendo de esos "recarga-pilas". Y encima hasta he tenido tiempo para hacer fotos y experimentar con el flash en exteriores. ¿Qué más se puede pedir?

(pues si, se puede pedir una semana "mosquitos-free", please!)

:-)