Olímpicos

Desde que Mateo tenía 4 añitos hemos ido todos los años por estas fechas a Madrid, a participar en las Olimpiadas Evangélicas que se organizan allí. El primer año no podíamos haber tenido mejor estreno, con una medalla de bronce en salto de longitud. Ha sido siempre un día especial, conocer a otros niños de diferentes puntos de España, participar en maratones y otras pruebas, comer juntos en el campo... Yo he ido incluso en plena época de exámenes, con mis apuntes para repasar entre prueba y prueba, y siempre ha valido la pena.

Este año era especial porque por primera vez iban a participar los tres... o esa era la idea!

Allí todos guapos y estupendos con la camiseta de este año (cada año un color y una mascota diferente). Corrieron la maratón (Miguel y Mateo, cada uno en su categoría), pero cuando le llegó el turno a David le entró miedo escénico y dijo que no. Tanto niño junto, tanto padre gritando emocionado, fue demasiado para él. Ya será el año que viene...

Luego empezaron las otras pruebas: lanzamiento de peso, salto de longitud, carreras lisas... por diferentes edades, así que nos tocó esperar un poco, pero como teníamos a algunos de los chicos de nuestra iglesia en diferentes pruebas siempre había alguien a quien animar. 

Y empezaron a llegar las medallas. Conseguimos un total de 5 de oro, 2 de plata y 2 de bronce, que no está nada mal para los poquitos que éramos!

Y llegó el turno de Miguel. Me hacía gracia verlo con aquellos niños tan altos, como ya me había pasado otras veces con Mateo. Parecía más pequeñín de lo que ya es en realidad... Pero le echó todas sus ganas en los tres saltos que hizo.

Cuando escuché que había saltado 1,86m no me lo podía creer! Y cuando vi que se lo llevaban con otros dos a la zona del podio, se me salían los ojos de las órbitas. ¡Medalla de plata!! Allá me fui corriendo con mi sonrisa de madre orgullosísima a hacerle la foto. La idea era que pasaran la mano por los hombros de los compañeros... pero a Miguel le quedaban un poco altos... 

Con su medalla al cuello, nos fuimos a comer. Por la tarde quedaban algunas pruebas más, como los relevos, las finales de carreras lisas y alguna categoría de salto de longitud (la de Mateo entre ellas).

Mateo lo hizo fenomenal, una vez más se le veía pequeñín entre niños de su edad o un año mayores que le sacaban una o dos cabezas (qué les dan de comer!!???). Pero los tres saltos fueron muy buenos, y quedó en un fantástico 4º puesto. 

Terminamos como siempre, con un desfile de todos los equipos alrededor de las pistas, cada uno con su bandera. Ahí sí que se animó David...

Lo pasamos fenomenal, y yo me llevé una alegría enorme al reencontrarme con una amiga a la que hacía 20 años que no veía! Qué sorpresas tan geniales!

Volvimos a casa agotados pero satisfechos. Ellos habían conseguido unas buenas marcas... y yo también... pero de otro tipo... (aún me duele, cinco días después...).

(Vale. Suficiente pausa por hoy, la planificación para las oposiciones me espera!)

Buen casi fin de semana!!