Llevaba un par de días malita. Por los síntomas que presentaba y tras buscar en algunos foros, parecía ser neumonía. Algunos remedios caseros la hicieron mejorar bastante (o eso parecía), comía bien, ya no hacía aquellos sonidos raros... pero no, no estaba mejor.
El domingo por la noche Conchita ya no pudo más. El lunes por la mañana se lo conté a los niños, que ya se lo esperaban después de verla malita esos días. Pero aún esperándolo, seguía siendo muy triste.
David insistía en que se pondría bien, porque estaba "despierta", y Miguel pasó el camino al cole preguntándome qué otros animales morían con los ojos abiertos. No le parecía normal. Mateo prefería no hablar del tema porque (según él) "se me llenan los ojos de agua".
A la vuelta del cole aprovechamos para coger algunas flores...
Con algunas decoramos la casa...
y otras eran para Conchita. Aunque David insistía en que no la tapáramos por si volvía a respirar...
Y la vida sigue. Miguel es el que se quedó más rato allí, mirando la maceta. Lo de enterrarla le impresionó bastante, y eso que es nuestro segundo entierro de una mascota (pobre Martín!).
Pero nunca se acostumbra uno a estas cosas.
Pepita se ha quedado sola, y creo que seguirá así, porque el que peor lo pasa con estas cosas es A. y se niega rotundamente a que traigamos otra... A él ya le tocó pasarlo mal de pequeño y no quiere volver a pasar por ello. Así que nos quedamos en familia de cinco + tortuga.
"¿Y un gatito, mamiiii?"
...
ains que penita pobre Conchita!!! y no la llevastais al veterinario? que mala pata... en fin, animo y besitos a los enanos.
ResponderEliminarjusto pensaba llevarla el lunes, aunque parecía que había mejorado... pero no... :-(
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